Yo quería que mi tarde supiera a café y que mi café supiera a ventana. Quería que al igual que hay conchas que van desde una orilla portuguesa a otra brasileña, hubiera ventanas brasileñas que supieran a cafés portugueses.
También quería que fuera una tarde de saltos, que mi pingado fuera bica, que la bossa nova sonara a fado, que el brigadeiro supiera a pastel de belem.
Y como querer es poder.
Estoy en un café llamado "Delicias portuguesas", un café con ventanas anchas, con un son a fados y con sabor a ovos moles. Hoy mi café y mi ventana miran y saben a Portugal.
Antonia
1 comentario:
Aprovechamos este espacio para indicaros que hay una reseña de vuestra revista en 'Portugalite': http://www.eoinavalmoralportugues.blogspot.com/
Un saludo cordial y muchos ánimos,
Susana A. P. y Chema D. G.
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